Un ramadán diferente de los demás

“Este ramadán es diferente. No hay ni reuniones familiares, ni oración en la mezquita después del Iftar (la comida diaria de ruptura del ayuno), ni tiendas, ni mesas llenas de alimentos para los pobres como lo ordena la tradición”, declara a AFP Rima Qabalan, una madre de familia de la capital jordana, Ammán. Los musulmanes vivirán así, para el segundo año consecutivo, un ramadán bajo restricciones sanitarias.

En Francia, el gobierno instauró un toque de queda a las 19H00. Como consecuencia, no habrá oraciones nocturnas. Por otra parte, la Gran mezquita de París y las autoridades religiosas aconsejaron a los más de 5 millones de musulmanes que no se reunieran para la ruptura del ayuno. Una práctica tradicional que tiene riesgos durante estos tiempos de Covid-19. La misma situación se observa en Túnez. El gobierno tunecino ha impuesto un toque de queda a partir de las 22 h. “De costumbre, después de la ruptura del ayuno, salimos, nos paseamos, vamos a la medina de Túnez, en el pueblo de Sidi Bou Saïd, nos relajamos, nos invitamos, los niños corren por las calles. […] Pero este año, apenas tendremos el tiempo para hacer una pequeña vuelta, será triste, difícil”, explica Samira Khalifi, 45 años de edad, artista pintora.

En Marruecos, el gobierno instauró un toque de queda para el mes sagrado. Los desplazamientos nocturnos a escala nacional desde las 20H00 hasta las 06H00, salvo para los casos excepcionales, están prohibidos desde el 13 de abril. Las oraciones del Tarawih no se realizaron en las mezquitas. En Arabia saudita, las dos comidas esenciales del ramadán, el iftar y el sohoor están prohibidas al interior de los lugares de culto. Solo las personas vacunadas contra la Covid-19 serán autorizadas a realizar la Umrah o las oraciones en la gran mezquita de la Meca.