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Marruecos aprovecha las debilidades de España para afirmarse

Jueves 19 de noviembre de 2020, por Bladi.es

Las relaciones entre España y Marruecos no son de las más fáciles. Lo que sí es evidentes han tenido siempre altibajos. Por los intereses desde ambos lados, se opta por un conflicto de camuflaje hecho de sonrisas de superficie y odio silencioso.

La crisis sanitaria relacionada con el coronavirus ha sido para Marruecos, según El Español, la ocasión soñada para abrir la caja de sus dormidas reivindicaciones respecto a las que el gobierno español no quiere dejarse torcer el abrazo.

En esta compleja relación de vecindad, que siempre ha marcado la colaboración entre ambos países, Marruecos le reivindica a España su plena soberanía sobre los enclaves de Ceuta y Melilla, así como sobre una serie peñones y concreciones de relieve frente a sus costas, que son parte de su territorio, indica la misma fuente.

También, informa el diario que la cuestión del Sáhara , desde siempre ha venido envenenando las relaciones entre Rabat y Madrid. A esta problemática se suma la de la inmigración ilegal, que a la vez es un quitasueño para las autoridades españolas y un buen resorte de mediación y presión para Marruecos.

Habiendo agotado todos los recursos diplomáticos al objeto de llamar la atención de España sobre estos diferentes particulares, y aprovechando la crisis sanitaria de la pandemia de la Covid-19, Marruecos ha pretextado la seguridad sanitaria para cerrar sus fronteras con Ceuta y Melilla, siendo su verdadero objeto el de llevar Madrid a hacerle caso, ante la asfixia económica de ambas ciudades.

Otra estrategia de presión de Rabat, en la búsqueda de interlocución en su relación con Madrid, ha sido el recurso a la porosidad de sus fronteras, desatando la reciente crisis migratoria en las costas españolas, que ha culminado con el trasiego humano de Arguineguín.

Frente a la indecisión e inacción de Pedro Sánchez, Marruecos va madurando astucias de hegemonía al marcar su territorio y definir los contornos de lo que podría ser su visión de las relaciones en el gran mediterráneo, junto a otras potencias emergentes de la región y Francia.