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La gestión de la crisis libia lo complica todo entre Rabat y Ankara

Sábado 8 de febrero de 2020, por Bladi.es

Las relaciones diplomáticas entre Marruecos y Turquía podrían complicarse si Ankara sigue manteniendo su presencia militar en Libia, ya que Marruecos siempre ha estado a favor de una solución pacífica en Libia.

El hecho de que el embajador de Marruecos en Turquía, Ali Lazrak, se haya vuelto a Rabat la semana pasada para consulta con su jerarquía sobre el conflicto en Libia, evidencia las turbulencias por las que está pasando las relaciones entre los dos países. No es un secreto para nadie que Marruecos que se ha implicado en la elaboración del acuerdo de paz de Skhirat en 2017, siempre ha optado por una solución pacífica entre los actores en guerra en Libia.

Nasser Bourita, es más, ha declarado recientemente, en Brazzaville, que ˝la solución al conflicto está en las manos de los hermanos libios sin ninguna injerencia de potencias extranjeras”. Y, entre las potencias que intervienen en el conflicto está Turquía.

Otra razón del desacuerdo entre los dos países, es la exclusión de Marruecos de la conferencia de Berlín, organizada con motivo de la crisis libia, y celebrada el pasado 19 de enero. En un comunicado, el ministerio de Asuntos exteriores subrayó que “el reino siempre ha estado en la vanguardia de los esfuerzos internacionales para la resolución de la crisis libia, ha desempeñado un papel decisivo en las conclusión de los acuerdos de Skhirat. Acuerdos que a día de hoy son el único instrumento político apoyado por el Consejo de seguridad y aceptado por todos los protagonistas libio, con vista a la resolución de la crisis en este país hermano del Magreb.

Otro asunto de la mala inteligencia en la resolución del conflicto libio entre Marruecos y Turquía, son los términos del acuerdo de libre comercio. Para la revisión de los términos de este acuerdo, el ministro marroquí de comercio dio un plazo de quince días. Pero como última noticia, la revisión de estos acuerdos fue aplazada sine die sin informar la contraparte marroquí.